jueves, 15 de agosto de 2013



Dolor severo

Materia o carne límite, umbral, paso postrero,
y un cubil de cristales rotos en cada esquina,
rueda sobre las frentes un cielo de quinina,
el ácido pellejo que anuncia el pudridero.

El último Dios libra su guerra en el infierno verdadero,
extraños que dan vueltas con turbia disciplina,
la alusión a la fiebre con más fiebre termina,
porque en lo impropio se funde en el nuevo fuero.

¿Qué hacer con cuanto escribo? Es todo mi ego,
servida la ecuación: mayo, dolor, morfina,
naves de sombra horadan la luz de la mina,
donde el rigor se instala bullente en el hormiguero.

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