Bolero
Como las olas que se
adentran en la arena fina
mi sangre recorre tu
piel amarga buscando al carcelero,
cerró la entrada a tu
corazón con tremenda disciplina
impidiendo a este
mendigo que entre en ti susurrándote un bolero.
Desamparados y
eternos sueños para este viejo trilero,
jugando con ventaja
en este amor que desafina,
estallando el gesto
con radical risa que define a este chamarilero,
todavía excitada mi
memoria ante tanto deseo que abomina.
Por paradoja que
resulte esta historia con olor a cantinflero,
este sentimiento
antiguo, tramposo y oculto entre bambalinas
se embarranca a
gritos de “te quiero” en esa fuente que nace del sufridero
clamando
incertidumbre donde el amor se pierde en la letrina.
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