Inconsciente
Hay música de lobos que
ronronea en el recuerdo,
se esparce irisando como
el nácar excitando la memoria
mientras un cantor codicia
los ritmos de forma aleatoria
se apodera una rabia en el
alma y un grito que dejó de ser cuerdo.
Amor pervertido o
desamparado, sin destino, trasnochado,
accede desde su torre de
vigía a ese corazón ardiente,
tan solo encuentra una
frialdad sombría e intrascendente,
criatura salvaje de música
decadente y un sentimiento marchitado.
Galopando como un poseso
entre hordas celestiales,
suena el blues que
mancilló el honor de la mañana,
suena el terror de
lagrimas perdidas en una copa de champaña,
mi capa de color burdeos
se enterró sin alamares.
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