Anclado en el tiempo
Llegué
como llega la ilusión,
ansioso,
rebosante de hacer camino,
planificando
la ruta
de
una obsoleta revolución.
Y
conocí la alegría de un pueblo,
con
sus hambres, sus sonrisas,
su
maltrecha forma de vida
y su
música a ritmo de “son”.
Un
cuenta cuentos me habló de la desdicha de no ser rojo,
otro
entre trago y trago me hablaba del “ Che”,
alguien
me dijo que un catamarán era una especie de nicho,
el
ron de otro...de la miseria de los despojos.
En un
bar de Santa Clara
un
cubano de pro me cuenta con desasosiego
que
lo de la tormenta solo es un chanchullo
para
ocultar la muerte de Cienfuegos.
Los
hombres creamos a héroes y villanos,
es la
causa de que a todos los midamos con la misma vara,
pero
si hay alguno con una estrella reluciente,
ese
es sin miedo a equivocarme...Ernesto “Che” Guevara.
Leyendas
en las cunetas enseñan el recorrido
de 50
años de nada, de miedos y olvido,
mientras
tanto la selva se apodera del destino
y yo
agoto mi ideología con un buen vaso de vino.
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