Tan
poderoso para la infamia
que
te vanaglorias de la maldad,
meditas
continuamente el engaño,
tu
boca es cual afilada navaja,
adoras
el mal, la mentira y niegas la verdad.
Perniciosas
tus palabras, lengua espumosa,
descarriado
en el bien, obras con iniquidad,
corrompido
en las formas más ignominiosas,
amparado
en las sombras como babosa,
luces
la caverna del miedo con naturalidad.
Ante
la presión de tan malvado enemigo
que
me persigue con furor y espanto,
mi
corazón humillado y contrito,
quiere
seguir luchando, humilde en las formas,
para
poner fin a tan sublime holocausto.
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