DESDE
ENTONCES
Aquel
jergón de yerba,
aquella
luna apasionada,
besos
recorriendo la melodía,
sudores
envolviendo la madrugada.
Corazones
cautivos,
arcángeles
sobrevolaban,
la
aurora desprendía sonrisas
viéndonos
arder con las miradas.
Cada
poro de tu piel era una azucena,
cada
suspiro una leyenda sin fin,
las
caricias se perdían en lo mas hondo
del
decisivo encanto de vivir.
Desde
entonces la luna ironiza con su mirada,
los
besos son cántaros de miel,
aquel
jergón lamenta nuestra partida,
aun
los sudores pululan por nuestra piel.
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