Podríamos soñar, hacer un niño
y disfrutarlo de lunes a domingos.
Podríamos esperarlo cada día
a la salida del colegio y escuchar sus relatos.
Oír como descubre el silencio de las nubes,
la procesión de los vientos que surgen...
los detalles desde la prehistoria .
Podríamos cumplir con él los años
con sabor a libertad.
Pero lo que no me gustaría
es que al llegar a esa edad de poder decidir
sobre el bien o el mal,
un fascista de mierda
le arrancara de un tiro
su forma de pensar.
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