Un dia despues del 22 de marzo
Esto
del baile no es lo mío, no me gusta bailar,
no
me gustan los bailes de la prensa escrita, ni de radio, ni de televisión,
no
me gustan esos ritmos que me alteran las neuronas,
no
me gustan los contertulios que debaten mi rendición.
Y
es que ayer fui a la mani de la dignidad o del hambre o de qué se yo,
lo
cierto es que allí éramos un montón, entre cinco o cien personas
dependiendo
del interlocutor, era los que estábamos ,
pero
yo sentía que éramos los suficientes como para no pedir perdón.
Y
puede que sea cierto, pero cada uno llevábamos
un
millón de corazónes que nos ayudaban a alzar la voz,
a
decirles a estos bastardos que ni cinco, ni cien, ni dos,
que
somos los que votamos, que somos los perjudicados de esta aberración.
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