domingo, 19 de junio de 2016

DE OFICIO, PERDEDOR

Sonríe, mi corazón y comencemos,
no dejemos que el amor se haga ruina,
no permitamos ver como todo termina
y acabar con este amor que los dos queremos.

Cierto es que somos dos corazones extremos,
que tu y yo a la mañana le ponemos espinas,
que en la tarde arrastramos los lamentos por las esquinas,
pero a la noche le regalamos momentos supremos.

Este sentimiento cada vez mas desobediente
se niega a una pauta dulce y serena
versátil y casi nunca valiente.

Pero mi oficio es amarte, bella sirena,
sin mordazas ni nudos, ardientemente
y mi esperanza es beber de tu piel morena.

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