SIN
EQUIPAJES
Un
día le dije al amor
que
ya no me hiciera chantajes
que
mi pobre corazón
sangraba
por tantos ultrajes.
Anduve
tanto el camino
que
dejé de pagar hospedajes,
ahora
sufro de tanta acidez
por
tapar mi alma con oscuros maquillajes.
Me
siento exhausto y marchito,
amargo
destino sin equipajes,
sin
un generoso vino,
con
una vida repleta de oleajes.
Quizá
arda en los infiernos
o
en el purgatorio me hunda en los follajes,
seguro
que un dios vuelva la cara
y
los cielos me cobren sus peajes.
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