RUGIDOS
DE LOBOS
Nada
cambia, todo continúa
como
una incesante lucha,
apenas
sin gloria,
olvidando
la agonía.
Estos
rebosantes balbuceos
suenan
como una eterna letanía,
monótonos,
casi impíos
se
retan nuestros cuerpos apenas sin vida.
Todo
continúa, quebranto ocioso,
oro,
plata, rojo, es el alma de la luna
y
las nuestras desnudando el día a día
entre
meandros de una mala escultura.
Nada
cambia, todo huele a rutina,
el
amor ya no sabe de caricias y
nuestros
besos solo son billetes de ida,
nuestra
canción dormita en un callejón sin salida.
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