Atrás quedaron reconquistas,
inquisiciones, pestes (algunas de ellas negras, otras de color
verde), oligarquías y caciquismo, monarquías totalitarias,
autarquías franquistas, pepes botella, reyezuelos de crianza,
sociatas y comunistas, anarquistas de poco pelo, latifundistas con
criados, falangistas de Calvo Sotelo, dictaduras de un solo huevo y
una iglesia embajadora del recelo, temerosa de los pobres porque no
la aportaban dinero.
Ahora la cosa cambia, tenemos una
democracia a confesional y laica, llena de oportunidades e igualdad
para todos, gobiernos gestados por el pueblo, elecciones
transparentes como el bolsillo de un obrero. Todo eso aporta
mangantes de altos vuelos, sopla gaitas chusqueros, princesas del
pueblo, políticos constructores de aeropuertos, colegas con acceso
al parlamento, manifestaciones por falta de dinero, paraísos
fiscales para los nuevos bandoleros, gentes que cobran mil sueldos,
periodistas con sabor a rellenos. Pero es la libertad que genera el
estado de bienestar, del bienestar para gentes de altos vuelos y como
no podía ser de otra manera, para el clero, que para el pueblo les
dejan las sobras y un paro eterno con olor a estercolero.
VIEJO ROCKERO
Todavía sostengo la piel
de guerrero
cuándo estos mindundis
amenazan ruina,
porque este viejo rockero
sufre de inquina
ante tanto politicastro
con mente de acero.
Atrás queda el recuerdo y
el fin de la ideología,
solo impera el dinero que
somete cuál morfina
ese néctar que al cerebro
alimenta y domina,
convirtiendo las ideas en
nada con sabor a orgia.
Años vividos ante el
umbral de la disidencia,
reniegan con fuerza de
este olor repelente
exigiendo a estos parias
con corbata, conciencia.
Y a los nacidos en la
elegancia de baja cuna,
sofrito de intelecto con
aromas de decencia
o se escondan en la cara
oculta de la luna.
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