YA
NADA QUEDA
Amanecí
con esta ansia de contar
la
historia intensa de una vida
a
la luz de una vela en la mesa de un café.
Todo
empezó unidos, uno al lado del otro,
cogidos
las manos que nos rozaban la piel
bebiendo
de esos ojos que siempre soñé.
Hablar,
sonsacarnos de los silencios
todo
lo que llevamos dentro
hasta
incendiar el calor de la fé.
Se
nos olvido sujetar los juramentos,
ignorar
la realidad, ni ser ni haber sido,
fundirse
en el olvido de un bidé.
Ahora
que el destino a jugado con los dos,
que
sabemos que con este café todo acabara,
que
ya nada queda, que solo es un absurdo paripé.
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