LAS PUPILAS DE LA LUNA
Que deleite es vivir por lo que vivo,
implorar los gritos alegres de tu
mirada,
pasear tu hermosura con desdén,
demorar cada palabra, cada gesto.
Que delirio sumergirme en tu belleza,
jadear con libertad los arrullos del
amor,
mirar el triunfo de mi transitoria
alma
que supone estar encadenado al mar.
Que enigma es la simiente del gozo,
que pozo infinito es la dicha
de estar en ese mundo tuyo tan alto,
placer asido a las pupilas de la
luna.
No hay fatalidad en esos tambores que resuenan
porque solo proclaman la dulce
ternura,
esta primavera es eterna, pura, sin
ruido
y nosotros el canto de un ruiseñor.
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