LA
RISA, EL OLVIDO
Apenas
queda nada de este amor, cuerdo,
aquel
castillo que construimos en los Alpes
tan
solo era uno hecho con naipes
que
el viento lo volteó en este desacuerdo.
Vivía
junto al resplandor de un sol enamorado
donde
los dioses envidiaban al amor
y
la pasión era un hermoso color
al
amparo de un corazón engañado.
Se
nos perdió la voz, el sonido, el ruido,
todo
el encanto, lo que fuimos, la risa,
hasta
nuestro sabor, nuestro olor, el olvido...
El
rumor del agua se acalló tan deprisa
que
hasta el ruiseñor abandonó su nido
dejando
los sueños sin apenas una pequeña brisa.
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