Utilizo la ironía porque no soy muy sensato, quizás sea que
mi inteligencia es un proyecto y no un producto literato, esquivo palabras
lustrosas para no escribir improperios que sepan a mazapanes de menta,
tocinillos de cielo o algún producto barato.
Me ciño a estas formas de escritura porque producen un rictus
labial con sombras de sonrisa que genera vómitos de purpurina y jadeos con
ansiedad de propinas. Escribo con los dientes afilados para ocultar mi
incultura y poder justificar el despropósito de este panfleto hasta el día de
hoy mirando hacia atrás, incluyendo la dictadura.
Plasmo irreverente el Génesis de los creyentes, la política
de los indecentes, al frustrado maloliente, al ladrón de guante blanco, al
banquero sustrayente, al que recicla la libertad, al demócrata insolente, al
mezquino, al hombre indolente, al bucanero que estafa al contribuyente, a la
justicia incompetente. Irreverente con las guerras, con el uso de la biblia por
las altas esferas, con el sistema, con el hambre en la tierra…
La mafia nació en Chicago allá por los años veinte y dejaron
como legado formas de economía que ahora la copia un grupo que lleva todo el
cotarro desde Oriente a Occidente, en estos días se reúnen sus dirigentes que
pasean en barquitos pagados por los contribuyentes, andan muy preocupados por
como funciona el mundo, porque el PIB no está controlado, el paro esta
desbocado, los bancos se han arruinado, y el esturión iraní, contaminado.
Anoche escuché en la radio que el mundo se desmorona, que
África padece hambruna, que al sur no le llega la ayuda, que Mali esta
cadavérico, y Níger abandonado , que España recorta el dinero a esos pueblos
necesitados.
Pero lo importante ocurre en Chicago, discuten agriadamente
si la O.T.A.N, (siglas de alto boato) a de llamarse así, o de derecha a
izquierda llamarse N.A.T.O.
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