sábado, 15 de junio de 2013

La miseria del mundo
Cuando el hambre se hace camino
amargamente llora la noche,
cuando rugen las entrañas
el corazón rebelde aparece.
Si torcidos son los senderos y pesadas son mis cadenas,
más duro será el enemigo que en el alma prevalece.
El ardor del hambre me quema,
me siento perseguido y agotado,
espero vanamente socorro,
mi cuerpo tensado envilece.
Por los rincones de todas las calles
el hombre destila lamentos,
como malditos cuerpos errantes
la miseria del mundo permanece.

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