La
miseria del mundo
Cuando
el hambre se hace camino
amargamente
llora la noche,
cuando
rugen las entrañas
el
corazón rebelde aparece.
Si
torcidos son los senderos y pesadas son mis cadenas,
más
duro será el enemigo que en el alma prevalece.
El
ardor del hambre me quema,
me
siento perseguido y agotado,
espero
vanamente socorro,
mi
cuerpo tensado envilece.
Por
los rincones de todas las calles
el
hombre destila lamentos,
como
malditos cuerpos errantes
la
miseria del mundo permanece.
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