VIENTO
OTOÑAL
Me
desperté acariciándote aquel día,
cada
roce era otro eterno latido,
fue
entonces cuando dejé de estar perdido
y
le puse tu nombre a la alegría.
Desperté
rodeándote la vida,
besando
tus ojos, perdido en tu belleza,
frente
a ti, se me lima la aspereza,
con
tus labios y tu aliento frené mi caída.
Has
puesto tu dulzura por bandera,
mi
corazón deja de hacer ruido,
no
hay paraíso sin ti, bella hechicera.
Antes
de que este viento otoñal, se haya dormido,
de
que ruja con fuerza la primavera...
me
romperé en ti como un estallido.
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