A
DONDE VAN LOS SUEÑOS
A
estos inicios de septiembre
dedico
mis caricias más preciadas,
a
estas angostas y rudas tierras
que
no dejan ocultar mis pisadas,
a
este pecho marchito donde dejó
de
latir ese corazón de madrugada,
a
esos labios que no sabían callar,
que
gritaban a esas almas enamoradas,
a
esa danza que muerde el aliento
mientras
se ocultan las animas apagadas,
a
esa dorada tristeza que reluce
descalza
tras una noche apresurada,
a
esos rasgos que flirtean con el llanto
cuando
recorres las alcobas rasgadas,
a
esa pasión perpetua que aún naciendo
el
día te dice: Canta mi balada.
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