Y era excedente de cupo, o al menos lo
fui durante una semana, porque siete días después un telegrama me
puso en mi sitio y me encontré camino de un destino sospechoso por
mis andanzas, Nuestra Señora de los Dolores se llamada el centro
para el cual fui destinado, lejos, muy lejos de casa, de los
problemas ocasionados, también de los perdona vidas que con
mangueras enormes te refrescaban la mente y te hacían temblar de
frio y de miedo en aquellos zulos con vistas al patio donde los
caballos entrenaban para cocear a los insurrectos. Aquellos que
coartaban los derechos, para quienes la palabra libertad tan solo
formaba parte de un soneto y subidos a los jacos te aplastaban como
a insectos, para quienes el nacer en rebeldía es sinónimo de
muerto, aquellos rancios mastuerzos flirtearon con la dictadura y nos
dejaron con lo puesto.
Ya vienen a devorar la
tierra y cuanto hay en ella,
la ciudad y cuantos la
habitan, el estruendo de la guerra,
el mal es sin remedio la
angustia de mi pueblo,
estoy cubierto de luto y
apoderado de mi el miedo.
Tan fuerte es la ruina,
tan duro los desalmados,
pasó el verano, se acabó
el otoño y no hemos sido salvados.
no queda donde esconderse,
quebrada esta la alianza,
llagas de cuantos habitan,
ruina sin esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario