VI
Si soy todo de ti, porqué me alejas?
Si soy todo de ti, porqué me alejas?
si me pariste madre,
porqué airada
me niegas el fulgor de tu
mirada y
entre escombros de luz
solo me dejas?
¿Quién puso en nuestro
amor furias y rejas?
quien sembró de cuchillos
mi pisada y
te colgó de un alba
ensangrentada en
que amenazadora te
reflejas?
Malmaridada madre que me
diste
un padre de cólera y
viento,
brotado como un toro de la
nada.
No fue entrega la tuya,
te rendiste con tristeza y
con sangre y
tu tormento duele como una
antigua cuchillada.
Fue obsequiada con un hombre feroz,
ocupado y preocupado por tener una vida al margen de sus
obligaciones, irresponsable con su propio cuerpo, alejado de la
rutina del hogar, enquistado en la violencia, siempre verbal y a
veces física, depredador de cantinas y bares, consumista hasta la
extenuación del dinero ganado para alimentar a su familia.
Mientras ella agotaba las rótulas de
sus rodillas fregando escaleras.
Como otro día
cualquiera…no había leche de cabra, tampoco queso ni mantequilla
que a veces con la ayuda de la iglesia traían a casa, otro día a la
cama con un trozo de pan con aceite y azúcar, igual mañana
tendríamos un poco mas de suerte, sobretodo por las alianzas entre
mi hermana la mayor y yo –que a la mediana se la llevaba mi madre a
trabajar y la traía bien alimentada-había días que mi madre dejaba
dos pesetas para comprar en los ultramarinos algo de comida para los
dos, pero teníamos una debilidad, por aquella época había una
colección de cromos (rin tin tin) y en lugar de comprar alimentos,
comprábamos tres sobres y con los cincuenta céntimos restantes los
recortes del embutido, ¡oye! Funcionaba.
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