El
ultimo Dios libra su final batalla,
en
su alma se estancó el rumor de la ruina,
indolente
con los fieles que reclaman disciplina
ante
este caos miserable con fuerte olor a metralla.
Afincado
en el olimpo de biblias ancestrales,
elevado
a los altares por mentes mezquinas,
intimidando
las ideas, alterando las rutinas,
viendo
pasar la vida raquítica de los mortales.
Escrita
tal insolencia, solo me queda esperar
castigos
de lluvia, fuego o de tipo espiritual,
aunque
puestos a elegir prefiero, que no sea de forma casual…
que
se quede en el olimpo con su sequito infernal.
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