Busco que vuelva el sonido de la razón
y solo encuentro a ese infinito infiel,
idolatrado ser que sigue buscando tu perdón
aunque el recuerdo inyecte hiel.
Maldigo el orgullo mas allá de lo fingido,
a ese niño hecho hombre, a ese ser pasivo,
a la tristeza por ignorar tu cariño,
por no saber andar el agreste camino.
Me quedo sin fuerzas para sentir,
solo deseo permanecer en la inconsciencia
y esconderme entre las sabanas de mis vergüenzas,
odiar mi estupidez, maldita indiferencia.
Desdeño la elegancia de los gruñidos,
la esencia estéril de destinos vacíos
pues ya es bastante insultante
ser hombre y vivir perdido.
