viernes, 29 de marzo de 2013

Crisis




No era pequeña la ansiedad de los que en la ciudad habían quedado,
inquietos como se hallaban por la lucha del pueblo maltratado.

Reunidos los líderes de la tierra,
confabulan contra la gente que se amotina,
porque el hambre les golpea con sordina
y alimentan el estruendo de la guerra.

Congregados en bunker de acero y cemento,
estos rectores de sonrisa libertina,
conjugan verbos de miedo, proclamando la ruina,
gestada por el pueblo, entre la ira y el tormento.

Promulgan leyes con fuerte olor a decretos,
la masa sucúmbe como brisa marchita
ante edictos corruptos y secretos.

La suerte ya está echada, el futuro es solo recuerdo,
el hombre preñado de iniquidad, afila su espada,
afuera los desalmados... dentro los despojos del cuerdo.


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