martes, 27 de octubre de 2015

Anclado en el tiempo
Llegué como llega la ilusión,
ansioso, rebosante de hacer camino,
planificando la ruta
de una obsoleta revolución.

Y conocí la alegría de un pueblo,
con sus hambres, sus sonrisas,
su maltrecha forma de vida
y su música a ritmo de “son”.

Un cuenta cuentos me habló de la desdicha de no ser rojo,
otro entre trago y trago me hablaba del “ Che”,
alguien me dijo que un catamarán era una especie de nicho,
el ron de otro...de la miseria de los despojos.

En un bar de Santa Clara
un cubano de pro me cuenta con desasosiego
que lo de la tormenta solo es un chanchullo
para ocultar la muerte de Cienfuegos.

Los hombres creamos a héroes y villanos,
es la causa de que a todos los midamos con la misma vara,
pero si hay alguno con una estrella reluciente,
ese es sin miedo a equivocarme...Ernesto “Che” Guevara.

Leyendas en las cunetas enseñan el recorrido
de 50 años de nada, de miedos y olvido,
mientras tanto la selva se apodera del destino
y yo agoto mi ideología con un buen vaso de vino.

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