DESHOJAR LAS MARGARITAS
Esa
belleza que se añora sin cesar,
maldita
memoria que evoca la grandeza
sobre
la llama que oculta tu nombre
arrancando
el desconsuelo de mi boca sin parar.
Cuando
el amor comienza -entre el fulgor y la alegría-
el
mundo nace nuevamente, nada tan hermoso,
esta
vez con estrellas brillantes, de oro,
un
murmullo entre nubes, este sueño de brujería,
Porque
tu y la vida sois la misma cosa,
sin
deshojar margaritas, ni ángeles, ni cupidos,
yo y
la muerte tan solo somos ceniza,
lamiendo
llagas duermo en ti, querida esposa.
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