martes, 4 de octubre de 2016

SANA, REMOTA
Me arde la boca,
se me queman las palabras.
Apenas sin aire en los pulmones
me quito la corbata.
Canto con las ultimas esquinas
la elegancia de un cutis tan fino, de plata.
Ella se quitó el vestido
y yo perdí la cordura, inquieto.
Ni rosas ni almas tranquilas,
solo tu voz me sonaba en el oído.
Pena limpia, siempre llora sola,
que madrugada sana y remota.
Se empeña la inmensa noche
en poner recodos a la aurora.
Los planetas giran confusos
en el interior de la alcoba.
Hoy el día se va despacio,
se va cruzando la rivera.
Y yo agoto mi tiempo
entre el sol de primavera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario