MENSAJERO
Un
grito que parte en dos un beso,
esa
tiniebla que devora la tarde,
querer
ser yo, sin ser mi dueño,
cómplice
del requiebro de un poseso.
Relación
furtiva, esclavo frio y equivocado,
amor
de ida y vuelta, de mano en mano,
soy
mi enemigo intimo, no me escucho,
mientras
ella indiferente dormita a mi lado.
Pero
la tengo bien dentro del corazón,
tan
dentro que todo lo demás sobra,
y
aunque hoy la vida no es mi compañera
me
embarco en tus venas como un polizón.
Dejaré
de pensar en mi mientras me muero,
alcanzo
a ver la yerba crecida,
mientras
solloza tu rostro con el alma vencida
yo
me encomiendo a tan ilustre mensajero.
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