domingo, 31 de julio de 2016


 XIV


No puedo recordar quien trasladó nuestros enseres al siguiente destino, fuera el medio que fuera, en cualquier caso todo cabía en un cesto de mimbre, el miedo a lo desconocido casi apagaba la ilusión, solo éramos niños y dejábamos demasiado atrás…Cambiaron tantas cosas que el enemigo estaba dentro de ti, y dentro de las nuevas paredes.
Pero eso es otra historia…



Hay un antiguo sendero
ahora cubierto de espino,
de sombras que husmean el camino
y un eco de grito lastimero.

Pero solo es un recuerdo que dictamina
su pobre mente con desespero,
asciende a la cima como guerrero
y baja la senda con el alma mezquina.

Te despediste de la vida, indiferente,
con las manos vacías, sin esencia,
triste en tu huida, insolente.

Perdido en la vereda de la conciencia,
desciendes tu locura por la pendiente,
marchitándose tu caminar sin clemencia.


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